Eres fiel a ti mismo(a)? Te comportas sólo como la sociedad lo dicta? Estás siendo congruente con tu ser?
Has pensado cómo ha cambiado tu identidad a lo largo de tu vida? Desde pequeños incorporamos a nuestras vidas todo lo que observamos en nuestro entorno y las personas más importantes para nosotros. Al crecer seguimos moldeando nuestra personalidad con toda la información que nos llega, con todo lo que vemos. Y cuando llegamos a la edad adulta, nos pasa que empezamos a cuestionarnos porque empezamos a sentir vacíos, a reprochar la forma en que nos educaron, la época en que vivimos, nos damos golpes de pecho porque nos damos cuenta de que somos el resultado de todo eso que ya vivimos. Y bueno, si ya estás lo suficientemente grande como para cuestionar esto, qué tal si tú mismo(a) generas ese cambio que quieres tener en tu vida y empiezas a incorporar las cosas que te gustan y no al contrario, a vivir la vida de acuerdo a tus valores, a ser fiel a quien tu eres?
Nos sentimos presionados todo el tiempo porque las cosas deben ser de una forma determinada, debemos comportarnos como un modelo X de persona, debemos seguir la moda, debemos estar en todo porque, si no, no estamos en nada… Debemos ser el padre/madre perfecto, la pareja perfecta, el hijo perfecto, el trabajador perfecto, debemos tener control sobre todo, debemos, debemos, debemos… ¿Qué desgaste, no? En qué momento empezamos a exigirnos tanto y dejar de vivir libremente?
En cambio cuando voluntariamente decidimos ser quienes queremos ser, cuando decidimos ser auténticos, únicos, cuando nos guiamos por nuestro corazón somos más felices, llevamos una vida más liviana, tomamos mejores decisiones... porque lo estamos haciendo basados en lo que somos, en nuestros valores, en lo que queremos para nuestra vida y en lo que creemos.
Ojo, esto no es un llamado a la rebeldía ni al egoísmo, esta es una invitación a reconocernos como seres con necesidades únicas y específicas, con gustos y preferencias puntuales, con una esencia distinta a la de los demás. Busca dentro de tí, escucha tu corazón, revisa cómo te sientes, y repite, hasta encontrar lo que te hace vibrar de alegría, lo que te llena de amor, busca esa persona dentro de tí que sea tu mejor compañía.
Ser fiel a nosotros mismos es amarnos profundamente, es aceptarnos como somos, con lo que venimos, es enseñarle a nuestros hijos que las diferencias son respetables (y deseables!), es enseñarle al mundo que entre todos podemos complementarnos y que los diversos aportes nos hacen más grandes y mejores seres humanos.
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