Anoche, a las 9:15pm, mi hijo mayor me pedía que viéramos una serie y, al recordarle que a esa hora ya debíamos estar todos acostados y durmiendo, reclamaba que no estamos teniendo tiempo en familia. Reconocí que tenía razón, y me quedé pensando en que creemos que al estar encerrados todos juntos por tanto tiempo es pasar tiempo en familia. Y no, no lo es. Nos acostumbramos a la presencia de los demás, las rutinas con nuestra familia, y no nos dedicamos conscientemente a nutrirnos con los que más queremos. No como quisiéramos, por lo menos.
Reconocí también que soy humana. Que a pesar de conocer y manejar herramientas de disciplina positiva, todos los días me enfrento a un desafío diferente con ellos y a veces me cuesta lograr la conexión que quiero porque estoy inmersa en mi mundo, con mis ocupaciones y preocupaciones.
El 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐜𝐢𝐚𝐥 para nuestros hijos es muy importante porque se sienten atendidos, amados y fortalece la conexión entre padre e hijo.
¿𝐂𝐮𝐚́𝐥𝐞𝐬 𝐬𝐨𝐧 𝐥𝐚𝐬 𝐜𝐨𝐧𝐝𝐢𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐢𝐝𝐞𝐚𝐥𝐞𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐭𝐞𝐧𝐞𝐫 𝐞𝐬𝐭𝐞 𝐞𝐬𝐩𝐚𝐜𝐢𝐨?
🌱 Acuerda horas y lugares con tu hijo para realizar actividades predeterminadas.
🌱 Cumple tu palabra. Esto fortalece vínculo y confianza en tu hijo. Además, estás enseñándole a que es importante cumplir con lo que se dice.
🌱 Como es un tiempo exclusivo, dedícale ese tiempo sólo a él o ella. No contestes correos del trabajo, ni llamadas de celular, ni atiendas algo diferente a lo que planearon para ese espacio.
🌱 Si tienes más de un hijo, planea tiempo especial para cada uno de ellos, por separado. Es lo ideal.
El tiempo especial se convierte en un espacio para construir hábitos en familia que nuestros hijos puedan desarrollar, fortalecer habilidades, y sobre todo fortalecer el vínculo entre padres e hijos. A veces es bueno parar y escuchar qué nos están diciendo nuestros niños, y buscar nuevas formas de hacer las cosas. Las organización y limpieza de la casa pueden esperar, pero nuestros hijos no dan espera cuando se trata de dedicarles nuestro tiempo, atención y amor.
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